Uso del peróxido de hidrogeno como emético ¿realmente es inofensivo?

El peróxido de hidrógeno (H2O2), también conocido como agua oxigenada, es un líquido claro, inodoro, que se encuentra de manera común en los hogares, hospitales e industrias. Sus concentraciones varían desde 3% al 90%. La concentración al 3% está descrita para su uso como emético en perros (no indicado en gatos) a dosis de 1-2 ml/kg vía oral con repetición de una dosis subsecuente en caso de ser necesaria.

Aun cuando se ha considerado la inducción de la emesis con peróxido de hidrogeno como benévola, no hay estudios que soporten y confirmen esta teoría. En un estudio se evaluó los efectos posteriores a la administración de H2O2 según los signos clínicos que el propietario de la mascota percibió, más nunca de una evaluación microscópica o histológica de la mucosa gástrica. En humanos a pesar de ser considerada no tóxica, se han descrito efectos como ulceras gástricas, embolo venoso portal e incluso muerte.

En un estudio publicado por Niedzwecki en el 2016, evaluaron los efectos posteriores a la administración de H2O2 en 6 perros versus un grupo control (1 perro) que se le administró apomorfina a dosis 0.25 mg/kg aplicado en el saco conjuntival. Los perros tratados, fueron previamente evaluados bajo la autorización de los propietarios para determinarlos como pacientes sanos mediante el examen físico general, gastroduodenoscopia, histopatología de la mucosa gástrica y duodenal, urianalisis, bioquímica sanguínea, medición de T4, test de Dirofilaria. Para registrar los resultados se repitió la gastroduodenoscopia e histología bajo anestesia 4 horas, 24, horas, una semana y 2 semanas posteriores a la administración de H2O2 y apomorfina en el control, en ninguno de los casos se administró algún otro tratamiento. El resultado arrojó que en los pacientes sometidos a inducción del vómito con H2O2, se identificaron dos perros con Esofagitis Grado I y Grado III respectivamente con mejoría a las 2 semanas, en promedio las lesiones gástricas moderadas encontradas empeoraron de las 4 horas a las 24 horas post-administración con mejoría a las 2 semanas, hemorragias y erosiones mayores a 5 fueron identificadas visualmente en el duodeno. En el grupo control tratado con apormorfina no se identificaron lesiones esofágicas, con 2 a 5 lesiones de la mucosa gástrica y el duodeno sin alteraciones. En la histopatología no hubo alteraciones en el paciente control y daño significativo en la mucosa gástrica en el grupo de investigación con H2O2.  En la discusión del artículo, se determina que las lesiones más severas evidentes de 4 a 24 post-administración de H2Ose encontró en la mucosa gástrica, con ulceras gástricas, degeneración y necrosis gástrica, y las cuales demostraron mejoría a las 2 semanas. El duodeno fue menos dañado y el daño provocado en esófago lo asocian al reflujo, quizá por esto es recomendado la ingesta de abundante agua después de la administración de lograr la emesis. Por otro lado el daño gastroduodenal se asocia a las propiedades cáusticas del peróxido de hidrogeno más que la inducción del vómito.

El peróxido de hidrógeno puede ser causa daño mediante tres mecanismos principalmente:

  1. Daño directo por las propiedades cáusticas del H2O
  2. Formación de gas oxígeno, que teóricamente puede llevar a la perforación de órganos huecos o embolismo gaseoso.
  3. Peroxidación lipídica que conlleva a la citotoxicidad.

La inducción de la emesis con peróxido de hidrogeno está contraindicado en pacientes con: enfermedades gastrointestinales, shock, o que hayan ingerido una sustancia potencialmente cáustica (Tabla 1). Estos pacientes tienen riesgo exponencial a desprendimiento o perforación de la mucosa.

Tabla 1. Indicaciones y contraindicaciones de la inducción de la emesis en perros y gatos

Una situación que puede agravar más los efectos de la administración de H2O2 es provocada por los propietarios, cuando administran mayor cantidad de la dosis indicada, pudiendo llevar perforación de órganos huecos, embolismo gaseoso o muerte que han sido reportadas en medicina humana.

Concluyendo, el artículo publicado no pretende contraindicar el uso del peróxido de hidrogeno para la inducción de la emesis en el paciente veterinario intoxicado, solamente hacer consciencia de que su uso no es tan “inocuo” como se creía y tendremos que instaurar un tratamiento para minimizar el daño subsecuente a su administración (por ejemplo, protectores de la mucosa como el sucralfato). Entonces su uso puede estar por encima de otras alternativas que puede tener el propietario en casa (jarabe de ipecacuana, sal de mesa, detergente líquido, jabones, inducción con el dedo) y para el clínico cuando no tiene al alcance fármacos como apormorfina o α-2 adrenérgicos (como dexmetomidina, xilacina). Informar adecuadamente al propietario, tomar en cuenta las indicaciones y contraindicaciones de su uso, administrar la dosis reportada recomendada y minimizar los daños posteriores a su administración, todos son puntos para una buena práctica clínica.

Referencias:

  1. Drobatz, K. et al (2019) Textbook of Small Animal Emergency Medicine. Pp (821-823)
  2. Niedzwecki, A. (2016) Effects of oral 3% hydrogen peroxide used as an emetic on the gastroduodenal mucosa of healthy dogs.

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